miércoles, 23 de enero de 2008

La Negligencia, la Empresa del Amor

¿El amor tiene intenciones, ambiciones; posee voluntad o instrumentos para ejercerla? ¿Es este amotinamiento de preguntas una reproducción de su ausencia?
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Uno puede pasarse la noche especulando y aventurando respuestas sobre el amor y es fascinante, pero nada se compara con hacerlo.
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Justo ahora, pasada la media noche especulo y aventuro que la primera de las negligencias y quizás la unica benigna de ellas, es el amor. Si éste no fuera negligente no habría tanto corazón roto, tanta soledad, borracheras, o jóvenes y viejos taciturnos escribiéndole.
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No es que seamos tontos, que no o sí sepamos elegir; si algo caracteriza a la negligencia es la omisión involuntaria, y esa es justamente la divisa del amor. Pero aunque carezca de voluntad, sus omisiones nos afectan para bien y para mal.
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Cuando dos negligencias concurren se dejan de preguntar "cosas", actitud que no es más que el resplandor de una ¿vieja? negligencia solitaria; pero aunque los quieran tener en cuarentena, no hay nada como cuando se está enamorado.
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El amor es hacer del corazón un cubilete y meterle hasta nueve dados.

11 comentarios:

Sandra Becerril dijo...

Bueno... yo creo que habría borracheras aunque no hubiera heridas de amor, siempre hay un pretexto no? jaja

Besos!

zafreth dijo...

Coltrane asi es la vida y en el amor es peor y mas cuando te lastiman... bueno mano siempre estan la chaquetas salvadoras jajajaj... gracias a ellas por lo menos no te contagias de algo raro.
Saludos

zafreth dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

tache mano ya veras mi respuesta en anticarta abierta

Victor Castillo dijo...

Sandra:

Estoy de acuerdo, pero las borracheras causadas por el desamor suelen ser las màs memorables. Hasta en las pelìculas. La oveja negra, o Enamorada, no es cierto?

Besos y abrazos.

Victor Castillo dijo...

Zafreth:

Sí mano, aunque el onanismo ya no es tan apetecible como hace 15 o 20 años, sigue siendo una herramienta fundamental del hombre del siglo XXI, je.

O como decía Bichir: "lo mío, lo mío, lo mío... es la chaqueta.

Suerte y abrazos.

Victor Castillo dijo...

Bueno, sólo que en la madrugada como sonámbulo me haya metido a Internet, pero no recuerdo haber suprimido ningún comentario. Modificaré mis claves de seguridad.

Victor Castillo dijo...

AntiCartaabierta:

Tache, tache, tahce. Y sáquese a otro Blog, jejeje.

armando dc dijo...

Yo creo que mas que interrogantes y empezar a caer en el terreno de las especulaciones, el amor es eso:amor, y cuando el sentimiento es sincero y mas importante aún, que sea reciproco, al ser humano le salen ideas y empieza a plasmar vivencias, sueños, creencias que tal vez tenemos o sabemos que están ahi pero cuando éstos salen a la luz todo como que se empieza a ver desde otra perspectiva, vaya que es una de las etapas del ser humano que mas lanzan a uno a luchar y pelear por algo que realmente vale la pena...

Texto que me agrado mucho y mas por que agarraste un elemento importante para escribirle al amor y ese elemento es la noche...

Como diría Ismael Serrano: la noche debilita los corazones... brindemos por el amor y sus fracazos....

Saludos y abrazos,

armando dc dijo...

Oye Vic, que paso? como que al anticartaabierta: sáquese a otro blog! je je te pasas...

Saludos y abrazos,

Unknown dijo...

Nuestra lucha es la lucha por la purificación de lo que es la poesía, nuestro caudal no abarca todo pero tampoco se limita. Nuestra lucha va por todos, pues todos somos manchas: la mancha eterna de la historia. Pero tambien luchamos porque ya no hay nada por qué luchar. Ya el mundo colapsó en una masa homogenea de nada; por eso tambien somos Mancha. El futuro será un recuento de daños. El caos es lo que nos toca, nos toca destruir para reconcentrar el mundo en una cosa nueva. Nuestra consigna ya no es la de las vanguardias, ellas murieron jovenes, como debe morirse para que el espíritu no se corrompa. Nosotros no seremos heroes, ni seremos señores detrás de las cortinas grises. Queremos que todos tengan odio en las venas para que fluya el rosicler de un nuevo amanecer. Somos las manos que muerden; odiamos todo; todo es una mancha; deben su luz al caos inmoral del albatros negro. Quien se una a nosotros no tendrá rostro, tendrá que matar a sus padres, purificarse, digerir el presente, y así, avanzar sedientos de futuro. Nuestra voz es la voz del caos armónico, nuestros ojos son las cuencas de una irracional estética.