sábado, 21 de abril de 2007

Algunas Reflexiones sobre el Tiempo, la Vida y la Muerte. (Some Reflections on Time, Life and Death)

Abstract: (This is a text based on three human factors: time, life and death. Each paragraph contains some of the most evidet contradictions refers to each topic. Last intention is provoking the reader's thought.)

Sobre el Tiempo

La historia es la única madre que no corta su cordón umbilical; de hacerlo, el hombre, incapaz de crear referentes colectivos e individuales, perecería en el intento de construir una certeza.

El futuro, el más anónimo de los padres, hace del abandono su oficio, hace promesas que son globos sobre agua. El hombre tendrá que ser sutil y sigiloso en sus afanes.

El presente es el canalla que seduce y traiciona, que ama y envejece, que huye al partir, que destruye al actuar, pero sobre todo, un espejo angustiado por no saber quién lo va a mirar.

Sobre la Vida

El "acto" es un cascarón que se puede llenar con intenciones, apatías, entereza o frivolidad. Es, en última instancia, deshacer: habrá que probar que el Big Bang no implica la destrucción de “algo”.

He corroborado que la actitud reflexiva que se va adquiriendo con los años, está proporcionalmente ligada con ciertas afecciones físicas; que entre precaución y pasividad hay sólo 20 ó 30 años de diferencia.

Los problemas afloran cuando aparecen los “porqués”. Tan fácil y simple que son el “qué” y el “cómo”. Pero la vida sería aburrida sin las explicaciones, ya que por falta de fuerza cultural (y a veces de la intelectual), éstas están impregnadas de emociones, es decir, no es lo mismo explicar un teorema que explicar los motivos de un engaño.

Sobre la muerte

Escuché decir que un tipo necesitó 23 muertes para morir, y no es que tuviera muchas ganas de vivir, sino que era sumamente insensible. Las personas sensibles viven mejor, pero mueren más fácilmente.

La muerte es la gran intolerante, no admite alegatos basados en las más estrictas lógicas, ni arrepentimientos fincados en las más profundas emociones. Lo que nadie sabe es que no tiene memoria y no recuerda; siempre está matando al mismo hombre y a la misma mujer, sólo tenía a dos personas en su agenda. Las instrucciones se las dieron por teléfono, y sólo anotó las generalidades, no es nada personal. Hace unos minutos mató al tipo que giró la instrucciones.

La vida es una extenuante y dilatada metáfora de la muerte.

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