Las más de las veces que es como decir casi nunca porque hablar de mayorías dota de autoridad al argumento pues si dijera algunas veces o pocas veces lo que fuera a decir después resultaría poco convincente ya que vivimos en una cultura de promedios y de ponderaciones y aunque ello nada tiene que ver con las mayorías o las minorías porque no estoy hablando tampoco de la moda o la mediana de algo pues resulta importante decirlo si es que al especificarlo creo que recreo una percepción acertada de lo que he querido explicar en este párrafo aunque no haya querido decir nada o algo
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Sin acentos ortográficos
Hay momentos en la vida en los que aludo a aquella frase del desaparecido A. Botafogo: cuando no te convenza alguna alternativa, no te muevas, espera a que las circunstancias evolucionen, maduren, tomen su sitio y entonces a bailar.
Y es que los acentos de cualquier clase atraen la vista del lector porque esa tilde absorbe la vileza que el lenguaje suele ocultar en las situaciones adversas; el problema, que igualmente extrae la febrilidad de lo que uno quiere expresar, y uno tiene que aludir, incluso abusar, del vocabulario. No es suficiente.
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Sin las vocales débiles
Llego tarde al Café Gante y no te veo; tal vez ya te marchaste, pero no lo creo, es menester que hablemos. Esas palabras por teléfono, ésas expresadas por vos: dolor, costumbre, la lontananza por delante. El desamor encajado en el trabajo; debo convencerte del tremendo talante con ventanas que posees.
No debes caerte por esa remembranza; mejor cae de borracha en las calles del Centro; es más sano el golpe antes de la sangre y no el precedente al del repaso.
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Sin Lucía
Ella domina el arte de la escapatoria porque cree que la libertad es una virtud que enaltece el acto de vivir, pero se le olvida, de repente o eso creo, que la vida no es un experimento, sino una experiencia. La diferencia es notable porque en el experimento se controlan los ingredientes y en la vida uno es otro ingrediente más.
Uno se detiene en la vereda, junto al arbusto que nos da sombra; huele a naranjo y nos sentimos frescos, reanimados. El viento nos trae el rumor de la ciudad con su palabrería y sus galimatías. De vez en cuando, pero sólo de vez en cuando, solemos escuchar el apelativo de esa Maga-Mujer, que si viene o se va da igual, porque el viaje fortuito de su nombre comporta su sexo y su gracia.
3 comentarios:
En mi estadio de La Múltiple Personalidad, me levantamos y todos aplaudo a rabiar tu pirotecnia de ausencias, Víctor, maestro, cien veces maestro. Aunque...
Un detalle: logras un texto sin puntos ni comas; logras un texto sin signos ortográficos, logras un texto sin vocales débiles; pero no logras un texto sin Lu. Lu está ahí, más que nunca.
Agus:
En "Sin Lu" más que nada me refería a una ausencia espacial, literal; simbólicamente Lu está en este Blog de manera muy marcada desde principios de 2009.
tendrás en la mente algún texto que vaya con dedicatoria a Victor Manuel Castillo Rosales?
saludos y abrazos,
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