Noción del asunto
En días recientes he conversado sobre la música con gente de distintas generaciones; el común denominador: Antes se hacían mejores canciones.
La música, como cualquiera de las otras seis artes, es un tópico tan amplio y complejo, que para no caer en divagaciones, es mejor circunscribir este texto a uno de sus géneros: el rock. Aun con esta delimitación, el tema luce complicado porque tiene diversas aristas. Así que de entrada, nos limitaremos a auscultar esa subjetiva oración: Antes se hacían mejores canciones de Rock.
El asunto
Quizás la más importante diferencia del Rock, respecto de otros géneros, es que se acompañó de una cultura propia, la “Cultura Rock”.
Su antecedente inmediato es el Rock and Roll, que desde la primera mitad de los años cincuenta, empezó a sonar y a tener éxito comercial en Estados Unidos y el resto del mundo; pocos años después, a principios de los sesentas, en Inglaterra se reconfigura el estilo musical y se redimensionan sus alcances. Digamos que se parte de Muddy Waters, pasando por Little Richards, Bill Halley y Elvis Presley, hasta llegar a los Beatles, principalmente.
Y me quedo en los Beatles porque creo que es con ellos que el rock (además de que históricamente ya se denominaba rock), este tipo de música adquirió magnitudes que trascendieron el plano meramente musical. Cabe insistir que no es objetivo de este texto elaborar una cronología, sino simplemente elaborar una serie de precisiones en torno al Rock.
Tampoco es la intención definir a las bandas más interesantes e importantes, para ello, nadie mejor que mis gurús: Ulises Castillo, Alberto Muñoz, Agustín Aguilar y Osvaldo Drodz.
Una vez establecido lo anterior, es momento de abordar esa afirmación de que antes se hacían mejores canciones de Rock.
Intentando discernir el asunto
Si partimos del hecho de que el Rock no sólo es un género musical sino una forma de ver la vida, dicha afirmación (mencionada arriba) se convierte de entrada en un diagnóstico que asevera que la perspectiva del mundo de los jóvenes se ha empobrecido, cosa que es tema de discusión. Pero ese supuesto empobrecimiento permea tanto a los hacedores de Rock como a los escuchas; una vez dijo Frank Zappa: Si existe un tipo música es porque alguien lo escucha.
A mi juicio, no creo que exista tal empobrecimiento, sino una difuminación de la identidad que generación tras generación se agudiza. Es increíble que ya casi nadie tenga un grupo preferido que le haga a uno perder la cabeza, sacrificar un Tequila o una chamarra, por la adquisición del nuevo disco de tal o cual banda o solista. Claro, ahora está el Internet para amainar esos actos, y esto también ha coadyuvado a desdibujar el sentimiento de tener favoritos.
Pero podemos extrapolar el ejemplo anterior al terreno de la literatura. Es tal la cantidad de libros que se venden, de autores que hay (aunque se consideren pocos por algunos), que se ha perdido “al autor dilecto”. En detrimento de lo anterior, podría argüirse la pluralidad, pero una cosa es la pluralidad y otra muy distinta la difuminación; la frontera es sutil, pero clara.
La pluralidad implica pleno conocimiento del abanico de posibilidades, en este caso de agrupaciones de Rock; la difuminación, por el contrario, es la falta de rigor para elegir un estilo preferido. Todos nosotros nos situamos entre alguno de estos extremos o en estos.
Para redondear la idea, falta explicar que es la identidad. Ésta, en el contexto que nos atañe, es la conciencia de lo que somos y la música con la que nos identificamos. Esto es algo tan subjetivo que incluso nuestras preferencias pueden estar alejadas del Rock. Pero ese es justo el problema que pongo de relieve, que estamos dejando de tener preferencias en aras de una pluralidad mal entendida, debido a que, como individuos, y paulatinamente, hemos ido perdiendo la capacidad de elegir lo que nos identifica (o nos hace sentir únicos), ya sea música, libros, películas, etcétera. Y ¿cómo poder elegir, si no tenemos los referentes para decidir?: -esto va conmigo y esto otro, no-. Una persona que no llega al razonamiento, es decir, al cotejo de lo que se trate, no puede llegar al estadio de la decisión y, por ende, queda expuesto a la intemperie de lo que le pongan en las orejas o en los ojos.
La única salida que observo al respecto es la búsqueda, aprender a buscar, dejarse enseñar por la curiosidad, que es de las pocas cosas que el Contrato Social no ha aniquilado del todo.
Ahora sí, el redactor puede responder, desde la perspectiva cultural, que no se hacía mejor Rock antes que ahora, lo que sucede es que los músicos que están haciendo propuestas nuevas están fuera del círculo comercial de la música: producción, distribución y difusión masivas.
A esos músicos hay que buscarlos en "toquines", bares, peñas o "teloneando" los conciertos de los consagrados. El mejor ejemplo de esto es Arturo Meza, mexicano que cuenta con una amplia producción discográfica, de la cual me siento culpable de no conocer a cabalidad, y de muchos libros.
Dejando inconcluso el asunto
Desde el punto de vista estrictamente musical, la respuesta varía porque hay excelentes músicos ejecutando para subgéneros de Rock que les quedan cortos, el ejemplo más nítido de esto es el baterista de Maná, Alex. Me parece un extraordinario "bataco", pero el Soft Rock, subgénero al que pertenece este grupo, no le da las posibilidades de explayar sus habilidades; salvo en algunos lapsos de los conciertos en donde suele aventarse unos solos.
También puede ser que los mejores ejecutantes hayan emigrado a géneros que les garanticen explotar su potencia: el Jazz o el Blues, por ejemplo.
Es obvio que ya nadie ocupa el lugar de King Crimson, de Frank Zappa, de Pappo’s o Nebbia. Quién va a venir a suplir a José Cruz o a Jaime López. Nadie, simplemente porque pertenecen a otro tiempo, porque son la simiente que no se repite.
Hay que festejar que no se repitan porque ello implica o por lo menos promete que habrá novedades.
Termino con más dudas que al empezar a escribir esto, pero es importante, siempre, asumir una postura, tener preferidos, porque este vicio o virtud nos vuelve vulnerables al aprendizaje, siempre y cuando no nos dejemos invadir por la terquedad.
En días recientes he conversado sobre la música con gente de distintas generaciones; el común denominador: Antes se hacían mejores canciones.
La música, como cualquiera de las otras seis artes, es un tópico tan amplio y complejo, que para no caer en divagaciones, es mejor circunscribir este texto a uno de sus géneros: el rock. Aun con esta delimitación, el tema luce complicado porque tiene diversas aristas. Así que de entrada, nos limitaremos a auscultar esa subjetiva oración: Antes se hacían mejores canciones de Rock.
El asunto
Quizás la más importante diferencia del Rock, respecto de otros géneros, es que se acompañó de una cultura propia, la “Cultura Rock”.
Su antecedente inmediato es el Rock and Roll, que desde la primera mitad de los años cincuenta, empezó a sonar y a tener éxito comercial en Estados Unidos y el resto del mundo; pocos años después, a principios de los sesentas, en Inglaterra se reconfigura el estilo musical y se redimensionan sus alcances. Digamos que se parte de Muddy Waters, pasando por Little Richards, Bill Halley y Elvis Presley, hasta llegar a los Beatles, principalmente.
Y me quedo en los Beatles porque creo que es con ellos que el rock (además de que históricamente ya se denominaba rock), este tipo de música adquirió magnitudes que trascendieron el plano meramente musical. Cabe insistir que no es objetivo de este texto elaborar una cronología, sino simplemente elaborar una serie de precisiones en torno al Rock.
Tampoco es la intención definir a las bandas más interesantes e importantes, para ello, nadie mejor que mis gurús: Ulises Castillo, Alberto Muñoz, Agustín Aguilar y Osvaldo Drodz.
Una vez establecido lo anterior, es momento de abordar esa afirmación de que antes se hacían mejores canciones de Rock.
Intentando discernir el asunto
Si partimos del hecho de que el Rock no sólo es un género musical sino una forma de ver la vida, dicha afirmación (mencionada arriba) se convierte de entrada en un diagnóstico que asevera que la perspectiva del mundo de los jóvenes se ha empobrecido, cosa que es tema de discusión. Pero ese supuesto empobrecimiento permea tanto a los hacedores de Rock como a los escuchas; una vez dijo Frank Zappa: Si existe un tipo música es porque alguien lo escucha.
A mi juicio, no creo que exista tal empobrecimiento, sino una difuminación de la identidad que generación tras generación se agudiza. Es increíble que ya casi nadie tenga un grupo preferido que le haga a uno perder la cabeza, sacrificar un Tequila o una chamarra, por la adquisición del nuevo disco de tal o cual banda o solista. Claro, ahora está el Internet para amainar esos actos, y esto también ha coadyuvado a desdibujar el sentimiento de tener favoritos.
Pero podemos extrapolar el ejemplo anterior al terreno de la literatura. Es tal la cantidad de libros que se venden, de autores que hay (aunque se consideren pocos por algunos), que se ha perdido “al autor dilecto”. En detrimento de lo anterior, podría argüirse la pluralidad, pero una cosa es la pluralidad y otra muy distinta la difuminación; la frontera es sutil, pero clara.
La pluralidad implica pleno conocimiento del abanico de posibilidades, en este caso de agrupaciones de Rock; la difuminación, por el contrario, es la falta de rigor para elegir un estilo preferido. Todos nosotros nos situamos entre alguno de estos extremos o en estos.
Para redondear la idea, falta explicar que es la identidad. Ésta, en el contexto que nos atañe, es la conciencia de lo que somos y la música con la que nos identificamos. Esto es algo tan subjetivo que incluso nuestras preferencias pueden estar alejadas del Rock. Pero ese es justo el problema que pongo de relieve, que estamos dejando de tener preferencias en aras de una pluralidad mal entendida, debido a que, como individuos, y paulatinamente, hemos ido perdiendo la capacidad de elegir lo que nos identifica (o nos hace sentir únicos), ya sea música, libros, películas, etcétera. Y ¿cómo poder elegir, si no tenemos los referentes para decidir?: -esto va conmigo y esto otro, no-. Una persona que no llega al razonamiento, es decir, al cotejo de lo que se trate, no puede llegar al estadio de la decisión y, por ende, queda expuesto a la intemperie de lo que le pongan en las orejas o en los ojos.
La única salida que observo al respecto es la búsqueda, aprender a buscar, dejarse enseñar por la curiosidad, que es de las pocas cosas que el Contrato Social no ha aniquilado del todo.
Ahora sí, el redactor puede responder, desde la perspectiva cultural, que no se hacía mejor Rock antes que ahora, lo que sucede es que los músicos que están haciendo propuestas nuevas están fuera del círculo comercial de la música: producción, distribución y difusión masivas.
A esos músicos hay que buscarlos en "toquines", bares, peñas o "teloneando" los conciertos de los consagrados. El mejor ejemplo de esto es Arturo Meza, mexicano que cuenta con una amplia producción discográfica, de la cual me siento culpable de no conocer a cabalidad, y de muchos libros.
Dejando inconcluso el asunto
Desde el punto de vista estrictamente musical, la respuesta varía porque hay excelentes músicos ejecutando para subgéneros de Rock que les quedan cortos, el ejemplo más nítido de esto es el baterista de Maná, Alex. Me parece un extraordinario "bataco", pero el Soft Rock, subgénero al que pertenece este grupo, no le da las posibilidades de explayar sus habilidades; salvo en algunos lapsos de los conciertos en donde suele aventarse unos solos.
También puede ser que los mejores ejecutantes hayan emigrado a géneros que les garanticen explotar su potencia: el Jazz o el Blues, por ejemplo.
Es obvio que ya nadie ocupa el lugar de King Crimson, de Frank Zappa, de Pappo’s o Nebbia. Quién va a venir a suplir a José Cruz o a Jaime López. Nadie, simplemente porque pertenecen a otro tiempo, porque son la simiente que no se repite.
Hay que festejar que no se repitan porque ello implica o por lo menos promete que habrá novedades.
Termino con más dudas que al empezar a escribir esto, pero es importante, siempre, asumir una postura, tener preferidos, porque este vicio o virtud nos vuelve vulnerables al aprendizaje, siempre y cuando no nos dejemos invadir por la terquedad.
9 comentarios:
Coltrane leo con sumo interes tu articulo y creo que no hay mas subjetividad en la frase "antes se hacia mejores canciones de rock", por que tu lo circunscribe al rock pesado y progresivo de los 70's, pero en los 60's tambien hubo muy buenos grupos, pero bueno...
Mas que difuminacion yo hablaria de fragmentacion, en estos tiempos de no-moral y de andar por la vida sin ton ni son, el rock sirve como bastion, como un bastion seguro para muchos jovenes, pero tambien en el underground se encuentran musicos fascinantes toma por ejemplo a Salida de Emergencia y a su excelso guitarrista, que gustaba de Wishbone Ash, asi es de Badillo y lo peor, es que nadie sabe como toca él hasta que uno lo ve.
Muy interesante pero creo que hay material para una segunda parte mano.
y por cierto, TACHE jajajaaj
No quiero responder al botepronto, así que imprimo tu artículo y me lo llevo a leer con calma en mi salón de lectura(un vagón del Metro). Zafreth y tú recibirán pronto mis humildísimos y neuróticos comentarios. De cualquier manera, has abierto un tema de discusión harto interesante. ¿Sabes de qué tengo ganas? De hacer una especie de breve simposio, con cinco ponentes, donde el tema sea la música. Uh, tantas cosas que hay que hacer.
El tema es por demás interesante.
Creo que el Rock continúa, lo que no es tan evidente que continúe es la cultura rock, y de ahí el achatamiento de lo actual.
Coincido con la crítica alemana Mercedes Bunz, ella dice que cuando el rock se mercantilizó se transformó en pop.
Vos sabés bien que la rebelión juvenil de los 60- 70 no fue solamente el rock, y eso hoy es casi inhallable, sólo puede perdurar en ambitos reducidos y obviamente que con características muy diferentes.
Un abrazo desde el Sur
Coltrane-Zafreth:
Antes que nada: TACHE. En segundo lugar agradezco tus finos comentarios (y es que te haces del rogar, mano; te pones bien reinita, jajaja).
El texto lo circunscribí a la epoca por la que dejó de denominarse Rock and Roll y empezó a generalizarse el apelativo de Rock a secas.
Difuminación, fragmentación, el caso es que se ha perdido la prevalencia de la Cultura Rock.
Yo agragaría, además de Badillo, en donde coincido plenamente contigo, a los de Vieja Estación; ejecutantes de primer nivel, pero además muy buenos compositores e interpretes del Blues.
Finalmente, Tache.
Agustín:
Esperamos con ansias tus comentarios. POr otra parte, creo que no hay mejor salón de lectura que el que usaste, je.
Lo del Simposio estaría muy interesante.
Bueno, el tema es de lo más interesante porque contunuamente esstá en la boca de todo mundo, por lo menos de la genete que me rodea. pero no me había respondido de manera clara, hasta escribir este texto, que por supuesto, da para mucho.
Saludos.
Osvaldo:
Tienes razón, pero creo que no solamente la carencia de la Cultura Rock ha fomentado ese achatamiento, sino de Cultura en general.
Saludos.
Por cierto, ya era hora que se empezaran a levantar pasiones en este Blog que venía experimentando un dilatado y tortuoso proceso de desrtificacón de internautas comentadores.
El Consejo Editorial de Carta Abierta espera que sigan fluyendo comentarios, y promete poner en la agenda más temas polémicos.
Diez años después, podemos aún leer Mil Mesetas como una perfecta fenomenología operacional del presente; pero debe verse como la primera filosofía de lo postmoderno. Una filosofía que, hundiendo sus raíces en la opción materialista, alternativa, inmanentista de la modernidad, sugiere las bases que pueden permitir a las ciencias del espíritu ser reconstruidas. Y porque "Geist" es el cerebro, y el "cerebro" se ha vuelto (como previó Marx, al ritmo de las crisis de la modernidad capitalista, trascendentalista e idealista) General Intellect. Mil Mesetas anuncia el renacimiento de un materialismo histórico digno de nuestra época. Ésta aguarda los eventos revolucionarios que lo verificarán.
Coltrane-Zafreth:
me gustaría que ligaras esta argumentación al debate de una manera clara; de otra manera se siente muy difuso.
Suerte y abrazos.
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