viernes, 30 de noviembre de 2007

El Conductor

–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
La canción que se escucha de fondo es You can call me Al, del disco Graceland, 1986, del estupendo compositor Paul Simon. El video es curioso ya que salen bailando Simon y el actor Chevy Chase.
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
Abstract: Some times I imagine my life, all around me, and I think everything it’s so weird: faces, circumstances, facts, etc… The end of the world it is an idea, because its end or the end’s idea it’s all about of our own world. Definitively, I don’t understand anything in this world or maybe I refuse it.

This week, you can download Graceland, 1986. An excellent Paul Simon’s album.
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
A pesar de que la ONU mandó a la lista negra a Paul Simon por elaborar este disco con músicos sudafricanos, de la incoherencia que ello representó (ya que Apartheid lo fomentaron los hombres en el poder), se trata de una joya que presenta la novedad de mezclar música africana con otra música de raíces africanas, pero occidentalizada como lo es el Rock. Descárguenlo de volada, es un: must have.
Descargar / Download
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
SU DEDO índice hizo palanca con el pulgar para disparar el enésimo cigarrillo por la ventana de la locomotora. Ese par de dos ya teñidos de amarillo por la nicotina de los cigarros sin filtro que fuma. Encendió otro con esos dedos como protagonistas, mismos que detentan la consumación del tiempo que se atora en cada cigarro.

Áspero y seco, su rostro, limpio por una especie carbón. En algunas estaciones en las que llegó a parar, conversó con personas centenarias que le enseñaron que mirar niños, rejuvenece; él no había visto niños desde su infancia.

Sus manos duras y frágiles (eso aparentaban) daban la impresión de que se desmoronarían con cualquier leve movimiento; nada de eso ocurría, por el contrario, eran habilidosas, finas y precisas en sus maniobras.

Los años habían hecho de su mirada un taladro que perforaba el horizonte y por ahí pasaba sin dificultades “su tren”. Esa mirada que hace algunas semanas demolió las carcajadas de un grupo de niños que habiendo abordado el tren para seguir jugando, llegaron hasta la cabina cuando él volteó a verlos mientras encendía su cigarrillo.

Él no reparaba en todo ello; además, décadas atrás había olvidado la costumbre de cargar espejos: ¿qué es un espejo? sino el recuerdo de que aquí vivió el tiempo; ¿qué es el tiempo? sino el olvido de que todo es eterno; ¿qué es lo eterno? sino el amotinamiento de la memoria en lo infinito; ¿qué es lo infinito? sino el cadáver exquisito de la intención de llegar a Dios.

El convoy de este tren es tan diverso como los pasajeros que lo habitan.

En el último vagón, una rufla de imbéciles se dedica a inventar el mundo. Hace un par de minutos, el más avezado de ellos apostó, doble contra sencillo, que el tren se movía en proporción directa con las decisiones de los presentes. Cabe agregar que cada uno de ellos (nueve), son los dueños de los vagones; el que apostó es el dueño del vehículo donde se dedican a apostar.

En el quinto vagón, de atrás hacia adelante, hay puros niñitos. Todos están dibujando. Tienen a su disposición acuarelas, lápices, pinceles, hojas… todo lo necesario para expresar lo que quieran, pero ese carro sólo tiene una ventanita del tamaño de sus caras. Desde hace tiempo nadie se asoma por ahí, es muy incómodo ya que la ventanita está justo en la esquina inferior derecha del vagón.

El siguiente vagón es inauditamente transparente. Ahí están los inventores: científicos, escritores, dibujantes, músicos, albureros, bailadores, dibujantes, actores, cantantes, filósofos. Tratan de capturar con ahínco el resumen de las ráfagas de color que a simple vista se perciben del paisaje inmediato, ya que atrapar un instante les parece una labor personal, poco colectiva.

En el carro anterior a la locomotora, están varias personas trabajando. Todas tienen un escritorio a su disposición; no hay sillas, trabajan parados. Llenan sus tinteros con lágrimas y escriben cifras, muchas cifras, números, símbolos matemáticos, abreviaturas con el dedo meñique que previamente se han arrancado. No creo que duerman convencionalmente, no tienen ojos. Todos usan lentes y cuando se los quitan, uno se da cuenta que con éstos van aquéllos.

Nadie conoce el cargamento del resto del convoy, pero se sospecha que están habitados. Se han escuchado gritos, golpes, sollozos, carcajadas y silencios, a partir de los cuales se han elaborado genuinos significados de palabras que aún no existen, pero que muchos ya pronuncian.

Lo curioso de este convoy es que no hay puertas que comuniquen entre uno y otro vagón, lo que nos dice un poco de su constructor, un nómada despreocupado por la permanencia o el sedentarismo; en oposición a sus habitantes obligados a ser “pasajeros”, que de una u otra manera buscan la comunicación permanente de la forma en que la intuyen.

La locomotora es impulsada por dos amantes que hacen el amor infatigablemente. Se alimentan del orgasmo y descansan en el ritmo. De vez en vez, el Conductor los mira sin emoción ni sentimiento, como si viera dos pedazos de carbón incendiándose, sólo lo hace para cerciorarse de que ahí siguen.

El Conductor me mira por la ventana opuesta a donde suele aventar sus cigarrillos. Me habla en una lengua desconocida. Percibo que emite vocablos iguales pero en cada uno de ellos hace muecas distintas o se toca la oreja, la nariz, el abdomen o los labios. Noto que hay coherencia y ritmo, intuyo que no son azarosas las expresiones fonéticas, gesticulares y sus ademanes. Me olvida en un instante.

Mira ese horizonte que taladra y a lo lejos ve un gran dique que pone fin a los raíles. Su rostro no expresa emoción ni evocación alguna; incluso, percibo cierto matiz de alegría o de profecía corroborada, pero es sólo una interpretación, su rostro no deja espacio a las adivinanzas o a las certezas.

El dique está más o menos a unos dos kilómetros de distancia; a la velocidad que avanza el tren es probable que el impacto ocurra en menos de dos minutos. El Conductor sale de la cabina, observa a los amantes, observa y escucha sus estertores, sabe y siente que la velocidad aumentará nuevamente. Regresa a su cabina, enciende otro cigarro que con sus dedos amarillentos coloca entre sus resecos labios e inmutado permanece. Su mirada no taladra el dique, no sé si no pueda o no quiera hacerlo.

El apostador pierde lo doble, los niñitos sin pelear hacen un semicorro frente a la ventanita, los inventores logran entenderse, los trabajadores se miran por vez primera.

El Conductor voltea a verme, han pasado 90 segundos desde que regresó a su cabina.

Hacia el final, me doy cuenta que tú eres ese tren, el conductor, los imbéciles, los niños, los inventores y los amantes. Casi al final, eres las palabras que intentan tener un referente concreto que las dote de significado… que quizás en el impacto lo encuentres.

Por enésima vez tiro mi cigarrillo por la ventana, y mi actitud es tan indolente, tan imprudente.

sábado, 24 de noviembre de 2007

El Amigo Esquivel

–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
La canción que se escucha de fondo es Round Here, magnífca. Escuchen y entiendan la letra.
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
Abstract: This text it’s about nothing, but about everything. It is incoherent, so it’s better that you pretend understand everything and try to explain anything, jeje.
It’s all about my feelings.

Also, you can download CD by Counting Crows: August and everything after, 1993.
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
Probablemente se trate del disco que más me gusta del año 1993: August and everything after. Los Counting Crows son una banda sumamente desapercibida fuera de su país, pero en Carta Abierta (CA) los promocionamos porque son una agrupación que sabe hacer las cosas de manera distinta. Es una recomendación de CA tipo: ¡Descárgalo ya!

Descargar / Download


–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
SUPONGAMOS QUE tienes el don de adivinar el futuro, no seamos tan ambiciosos, tu futuro. ¿Cómo te darías cuenta de que ese don es el de adivinarlo y no el don de modificarlo de manera involuntaria o inconsciente, si todo el tiempo estás en contacto con el entorno? ¿Cómo saber si estás previendo, pronosticando, o simplemente, moldeando a placer la realidad? El amigo Esquivel me dijo que se lo preguntaría a Don Ananías Hortoneda, especialista en cuestiones ontológicas en correlación con el infinito y la eternidad.

Supongamos que llegas a una tertulia y alguien te pregunta. −¿Oye, tú eres de derecha o de izquierda? Y bueno, podrías responder que te identificas con una u otra corriente. He visto que así empezaron discusiones que terminaron con una pelea verbal o en una borrachera que cualquiera de nosotros la compraríamos. Me gustó la respuesta del amigo Esquivel: Soy tan de izquierda como el de derecha que me pongan a lado.

Para mí, las ilusiones son tan valiosas como las musas. Caigo muy rápido, son mi alimento esencial. El trabajo y la dedicación es otro momento, previo y oscuro, solitario y enajenante. Ninguno se excluye, más bien se complementan. Las ilusiones y las musas son la luz que necesita la oscuridad del trabajo y la dedicación para existir, y viceversa también. Pero El amigo Esquivel no comparte esta aseveración, él cree en una especie de transmigración platónica de las ideas. Éstas son entes con vida que generación tras generación nos van utilizándonos para manifestarse, independientemente de cómo nos llamemos o a quién nos parezcamos, en qué creamos o a quién amemos. Lo único que necesitan es existir y mezclarse entre sí, para al final llegar a su paraíso: la síntesis.

Quedo en existir en otro momento,

te dejo en prenda el viento

que de mis bolsillos extraigo

sin ningún otro acontecimiento.

Quiero saltarme las horas en que mientes,

fingir que en la cuenta no caigo,

no convertirte en un apretón de dientes

y sembrar en tus ojos mis simientes.

Voy a untar el mareo del maguey en tu piel,

a escarbar para extraer la raíz de tu hiel;

luego, caminaré para que me acompañes

y hacer del camino nuestra jaima.

En este momento de sacra inspiración, el amigo Esquivel me interrumpe: −Vamos, Victor... No tienes la más mínima idea de lo que es el ritmo y la rima necesarios para elaborar un poema. Clarito vi que no quisiste terminar la primera línea del tercer cuarteto con la palabra maguey, la bronca en que te ibas a meter para encontrar una palabra que rimara; te iba a sugerir la palabra güey, aunque tiendes a escribirla con “w”.

Vaya amigo Esquivel, que empezó cayéndome bien y eso le bastó para empezar a criticarme. ¿Notaron cómo pasó de la opinión a la sugerencia, y luego a la crítica? ¿Qué hacer con estos tipos que no entienden que la intención es lo que cuenta.

−Eres un perdedor, Victor, qué es eso de que lo que cuenta es la intención… al rato me vas a salir con el dicho: lo que importa es competir, no ganar.

−¿Qué te pasa Esquivel?, le dije incómodo por su intromisión, −el amor no es un deporte, sino un cúmulo de intenciones,…

−No seas cursi, Victor; el amor se declara en vivo y a todo color, pero para hablar de amor, primero tienes que vivir en la mujer a la que quieres, y no vivir en una proyección virtual de una hoja en blanco. Eso es tan ridículo como el hecho de que escribas tu nombre sin acento. –Me miraba con una sonrisa burlona que ya no aguantaba.

Sólo atiné a decir: −Así está escrito mi nombre en el acta de nacimiento.

Han pasado tres horas, desde la última línea que escribí. El amigo Esquivel agarró una peda impresionante, indómita e incólume, intransigente e incoherente, si no, no sería peda. Yo, conversé con mi cronopio y mi fama, y terminé escuchando Jazz.

Mañana se convierte en los últimos 37 días del año. Enrique de Navarra dijo: −París bien vale una misa; yo digo: vivir bien vale… qué…

En eso, se despertó el amigo Esquivel. Declaro que pensé que iba salir con alguna sandez, pero no. Dijo, levantando la mano al más puro estilo de las votaciones legislativas en el Congreso de antaño, y antes de caer abatido por el alcohol: −Paris bien vale un Héctor.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Hombre Pensado por otro Hombre

–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
La canción que se escucha de fondo es Suddenly, de Hermeto Pascoal, del álbum que pueden descargar en el link de abajo: Boccato di cardinale.
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
Abstract: This is a tale, a simple tale I wrote thinking in some gay front his computer. ¿What are words, letters, symbols or understanding codes? ¿How can we explain and understand each one, if we use languages we can’t keep totally? ¿Is that a waste of time or a necessity to fill up it?

Every sounds like a fake and it is so sorrow.

This week, you can download an amazing CD by Hermeto Pascoal, extraordinary jazziest from Brazil: Brazilian Adventure, 1970.
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
Este disco es un material casi inconseguible. La primera vez que escuché a Hermeto, fue hace unas semanas, cuando mi tío Ulises trajo un disco de un jazzista desconocido para mí. Me encantó y conseguí este disco, que ahora se los comparto. Disfrútenlo, es una joyita: Hermeto Pascoal, Brazilian Adventure de 1970.
.
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
ME QUEDÉ pensando en la cantidad de palabras agudas, graves, esdrújulas y sobreesdrújulas. ¿Cómo saber el número de cada una de ellas? Pensé inmediatamente que algún programador podría obtener el resultado de manera rápida, si tuviera a la mano la base de datos del vocabulario. Bueno, y eso ¿para qué diablos me serviría? Rápidamente, pensé en la gran cantidad de cosas que aprendemos todos los días, ¿cuántas de ellas, nos son útiles?

Antes de responder esas interrogantes, es menester saber el objetivo de aprender, y antes de esto si lo que nos mueve es una necesidad o un placer.

Por ejemplo, en mi caso, requiero entender y aprender algunas fórmulas matemáticas, y derivado de ello aplicar el conocimiento adquirido para generar un nuevo dato, un nuevo conocimiento, saberlo y que alguien más, si lo lee, entenderá, aprenderá y sabrá.

Desde otra perspectiva, quiero conocer todo lo referente a la Astrofísica; para ello, debo entender la física (mas no necesariamente aprenderla), es decir, no voy a generar un nuevo conocimiento, pero al final, igualmente, sabré lo entendido y conocido.

Me quedé pensando que todo esto es un alegato para evitar pensar en mis problemas. Si uno no encuentra una rápida solución a éstos, automáticamente tendemos a inventarnos problemas que podamos resolver, si no con sencillez, sí con seguridad más tarde que temprano. Y esto lo hacemos para sentirnos bien, eficaces, ¿responsables?, cuando el problema de fondo ahí está, aún.

Quizás, detrás de la decisión de entrar a trabajar antes de titularme, lejos de resolver mis problemas económicos, encerraba un razonamiento más complejo e inconsciente. Me explico, el problema económico persistirá con o sin Título, pero si me titulaba después, lograría amainar en algún momento del futuro, esa preocupación, puesto que aprobar el examen profesional supondría una satisfacción en medio de las presiones económicas. Esto es sólo una hipótesis.

Me quedé pensando en que todo momento es previsible, que no hay suceso que ocurra sin previa enunciación. Claro, en una charla en el transcurso de una cena, uno de los comensales puede decir en un contexto particular y específico: −… terminó por decir toda la verdad y luego se largo de la ciudad...

Días después, mientras uno lee el periódico, se entera de que el primo del vecino, se fue de su casa después de declararle a su mujer que tenía otra familia en Puebla. Uno sorbe su café negro imaginando al tipo, pero luego si se cruzan los hechos, se cae en la cuenta de que el acontecimiento fue previsto.

Suena burdo el ejemplo, pero cuántas cosas similares se nos van por no estar atentos a lo que dicen nuestros interlocutores. Sé que es una tarea ardua y de locos andar cazando de esta manera al futuro, pero no menos aventurado que andar acechándolo en todas las mancias.

Me quedé pensando en los adjetivos que solemos usar y que no tienen un referente concreto: perfecto, feliz, eterno, infinito. O en los sustantivos que tampoco tienen representación concreta: muerte, vacuidad, nada. Luego pensé en las frases: sentido común, opinión pública, mismas que se han vuelto símbolos por su inasibilidad.

¿Cómo hemos llegado a entendernos elaborando lenguajes con palabras que no podemos definir, puesto que ésta supone limitar? ¿Qué magia envuelve a los vocabularios?

Alguna vez, Javier Urrea, excelente profesor de Filosofía en el CCH-Naucalpan, nos preguntó: −¿Por qué hace el ser humano las cosas? Muchas respuestas giraron en torno al “dejar huella, por necesidad, dinero, etcétera”, pero en todos subyació una inconformidad. −Las hace por amor, nos dijo con severidad. Esa palabra que no aparece en los textos de investigación científica, pero que el objetivo, la alude. En este contexto, nadie hace una guerra, es una inconsistencia elaborar una oración a partir de la palabra “guerra” puesto que ésta implica deshacer algo. En todo caso, ¿deshacer es hacer?

−Papá, Papá…, reacciona, wake up, ya está empezando el partido.

−¿Eh?, ah… sí.

¿Qué tanto pensabas que tenías la mirada perdida en el infinito?

Nada, respondió ajeno a la justa deportiva que se disponía a disfrutar.

En realidad, se estaba imaginando a un hombre frente a su computador escribiendo mientras se quedaba pensando.

sábado, 10 de noviembre de 2007

Tres Palabras… Dos Amanuenses (o el Amor a las Palabras)

–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
LECTORES, SE LES INVITA A QUE PASEN AL BLOG DE LOS DOS COLTRANES A VOTAR POR LA CANCIÓN DE ROCK EN ESPAÑOL DE SU PREFERENCIA, GRACIAS.
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
La canción que se escucha de fondo es Skinny Woman Blues de Peg Leg Sam.
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
Abstract: I just want to say that words are more than words, are meanings, interpretations, clues, codes, symbols… Any way, some words are particularly beautiful, not only thinking it but also writing it or pronounce it. Other words break me and bring me her face, and everything it’s so hard, but how Benedetti says: absence use to be marvelous almost your presence. Honestly, that it’s what I say in this kind of situations, jejeje.

This week you can download a Peg Leg Sam's CD: Kickin' It, 1970-72.
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
Quiero dedicar este disco a dos amigos expertos en blues Agustín y Osvaldo. Me parece que será de las pocas veces que pueda sorprenderlos ya que de este género sólo conozco lo elemental. Cuando vi la portada supe que me gustaría y en verdad que me pareció un disco de colección, particularmente porque es casi pura armónica y voz y pues uno se acostumbra a escuchar el blues en su versión contemporánea: guitarra predominante, bajo y batería, entre otros instrumentos. Disfruten pues de este disco grabado a principios de los años setentas, Kickin' It.
Es una cortesía del Blog: Lost in Tyme

Descargar 1 / Download 1 y Descargar 2 / Download 2

–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
Entrada

Es de madrugada, no quiero dejar de escribir, diría Sandra. No puedo, no debo, no tengo que dejar de hacerlo. Escribir es una y muchas cosas, y no es nada si no lo siento, si nadie lo lee. Me tallo los ojos y no por sueño; los tengo irritados, hoy anduve caminando por la calle durante mucho tiempo.

Escribo por amor a las palabras, porque este ejercicio es practicar la memoria: el lenguaje es la forma más pura de la memoria. Escribo para olvidar el olvido donde me guarda con amor la mujer que quiero. Escribo con el corazón, como me enseñó mi madre antes de que me pariera y de que partiera: si lo haces bien o mal eso depende de ti, pero hazlo.

Las palabras hieren o curan; nunca matan, porque su labor es marcarnos.

Tres Palabras

Es 10 de noviembre de 2007, y me doy cuenta de que no he pronunciado y/o escrito casi todas las palabras que suelo ver en el diccionario al hojearlo y atenderlo. En particular, me interesan tres palabras por lo hermosas que son al pronunciarlas y al escribirlas: Heraldo, Yermo y Amanuense. Quiero escribir algo sobre ellas, sin la intención de agotarlas, sin pretensiones, sólo escribirlas, pensarlas y quizás, pronunciarlas y escucharlas.

HERALDO

Lo primero que viene a mi memoria es el nombre de un diario mexicano, que por lo demás, creo que ya está fuera de circulación. Luego, recuerdo con vaguedad la labor del heraldo en la Edad Media. Busco rápidamente en la Wikipedia pistas claras: “Un heraldo era el oficial encargado de hacer ciertas publicaciones relacionadas con los caballeros de armas. Desempeñaban funciones específicas en las ceremonias públicas. Llevaban un traje especial y en cada manga traían estampado el nombre de su provincia o comarca”, elementalmente.

Se me ocurre: Quiero que mi blasón lleve tu sonrisa, por lo menos tus iniciales. Si una de las labores del Heraldo era describir el escudo de armas, quiero que lo hagas con el mío. Mueves mis intenciones y éstas me están llevando, contra pronóstico, lejos de ti (no digo “lejos de vos”, porque “decir lejos de ti”, me suena más personal aunque menos estético).

Te me figuras como un globo en el agua, mientras más me muevo hacia ti más te alejas.


YERMO

“Inhabilitado, despoblado”, en términos generales, dice el diccionario. La palabra es bella y la belleza se encuentra, casi, en donde queramos encontrarla; hay sitios en los cuales por ninguna razón aparece.

¿Qué más puedo decir de una palabra que se extingue al pronunciarla?, que implota por su hermosura o a pesar de ella.

Se me ocurre: en la moda de verbalizar sustantivos y adjetivos, me estás yermando la locura, y de ésta es de donde extraigo mis mejores argucias para entretenerte. El entretenimiento es el mejor señuelo para el amor; o el peor reflejo de la soledad.

AMANUENSE

De las tres palabras que elegí, me parece la más bella, hermosa; ¡no, la más sublime! Pensarla, escribirla y pronunciarla. Imaginar su significado, descubrir que estaba equivocado, y verificar, al fin, que era la “persona que tenía por oficio escribir al dictado, copiar documentos y escritos o pasarlos en limpio, particularmente en la Edad Media.”

Se me ocurre: Seré un Heraldo fugitivo que dejará sus tareas y escapará por las Schwarzwald alemanas, que viajará al sur de tu continente y cruzará tu tálamo Mediterráneo para encauzarlo en el Nilo de aguas dulces. Caminaré por el Yermo territorio, recogeré con mis secas y quebradizas manos un poco de arena para contar el tiempo porque ni el sol ni la luna serán referentes ya. Llegaré hasta la selva frondosa del sur para ser tu Amanuense y escribir la forma en que luchas por lo que quieres, y registrar en mis papiros que también eres mi Amanuense.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Tirso, Waang & Mathessen’s Report

–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
LECTORES, SE LES INVITA A QUE PASEN AL BLOG DE LOS DOS COLTRANES A VOTAR POR LA CANCIÓN DE ROCK EN ESPAÑOL DE SU PREFERENCIA, GRACIAS.
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
La canción que se escucha de fondo es El Rock no tiene la culpa, de Miguel Ríos. El año, 1984. Uno de los mejores discos de esa década.
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
Fe de erratas. Agradezco a mi amigo Agustín Aguilar la observación que me hizo semanas atrás, sobre el error en una de las encuestas en la que pregunté qué le había dicho Lennon a Zappa el día que se conocieron, a principios de los setentas. Así que le dijo: "-No eres tan feo como pensaba", y no lo que puse: "-eres más feo de lo que pensaba." La fuente es una biografía de Román García Albertos
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
La respuesta correcta a la encuesta anterior es que en el albur el tema es el sexo, y se trata de dominar al otro, de chingarse al contrincante, aludiendo la virilidad. Mientras la alusión sexual sea más sutil, mejor será el albur, pues mayor dificultad para revirar tendrá el oponente.
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
La encrucijada (1984) es uno de los mejores discos de Rock que salieron en ese año. En esos momentos, Miguel Ríos era ya un rockero respetado y muy conocido. El boom comercial en México del Rock hecho en países hispanoamericanos aún esta lejos de pensarse, por la actitud de la mayoría de las disqueras.
.
Sin embargo, este material es una muestra de que la potencia del Rock como fenómeno cultural, no obedece a idiomas ni banderas, sino que responde a una actitud contestataria ante distintas situaciones de la vida. Descargar / Download
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
Abstract: This time narration it’s about the blind persecution of the truth, power and all this kind of idealisms characterized by a lack of concrete references. I mean, ¿are you sure that make decisions over the people or explain with a great skill many concepts, is all about it? Some people use to follow those kind of entelechy and it’s fine, but when they waste and sacrifice the rest of people, something is wrong.

This week you can download an extraordinary CD by Miguel Ríos: La encrucijada, enjoy it.
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
MIRABA LA Torre Arcos Bosques por la ventana del estudio de su casa. Estaba impaciente, sabía que de un momento a otro recibiría por correo electrónico el Informe. Caminaba y caminaba sin cesar, mientras fumaba un habano. Dio media vuelta y miró sus libros; su mirada enfocó los siete volúmenes que más lo apasionaban, todos menos uno, del siglo XII; sólo uno de ellos con pasta de piel negra tenía título: Memorias de Pedro el Ermitaño, de 1113. Se acercó y con el índice acarició su lomo. Lo invadió una calma que lo hizo olvidar por unos instantes la espera del Informe.

Miró su escritorio de nogal, cuando en el monitor se dio el aviso de que había llegado un nuevo correo. Lo imprimió. Un total de 25 cuartillas. Las depositó sobre su escritorio y sonrió.

−¡Pero qué les pasa!, ¿por qué le dejan ese nombre?: Columbus Project. Final Report . Ya no estamos en el siglo XIV, carajo, ya nadie nos pisa los talones, ya no hay Felipes en el poder a los cuales provocar; nosotros somos el poder.

Vio en el porta tarjetas su nombre inscrito en una: Aníbal Cannas, y se sintió ajeno al Proyecto. Hojeó el documento, casi adivinaba lo que encontraría y medio leyó con desdén…

"… And only 107 families have financed and read on this project, during the recent four decades …"

"(…) Twenty years ago, this Project suffered a lack of economic resources; then, two European Presidents resolved to take 1.2% of the Gross Domestic Product from all OECD economies, each year, for the Project, adding the payments that the developing countries do to the International Monetary Found and Bank for International Settlements …"
Pensaba, −Primero buscamos y encontramos una verdad oculta, omitida, pero terrenal al final de cuentas. Pero esto se sale de toda proporción humana, ¿dónde te perdimos, Protágoras? Poseer la verdad nos hizo poderosos y terminamos ocultándola. Sabíamos que divulgarla era lo correcto, pero ello no nos daba ninguna ventaja. Una mentira hubiera sido igual de efectiva ante la Iglesia, mas el secreto resultó encerrar una realidad.

Y siempre queremos más, saber, conocer, con tal de mantener el poder. Algunas veces fue necesario inventar, mentir, hasta engañar con tal de proseguir sin saber hacia dónde. Hasta que en los años cuarentas, poco antes de que naciera, descubrimos las aplicaciones electrónico-matemáticas que nos proyectaron exponencialmente al espacio exterior.

Mantuvimos en secreto todo durante unos años, luego el desarrollo tecnológico nos ganó y decidimos retrasar la tecnología convencional, tres décadas en promedio; para 1985 nuestro conocimiento tenía una avanzada de 150 años, sobre el oficial. Cuando pasó lo de Armstrong, ya estábamos explorando los hoyos de gusano.

Con desdén siguió hojeando el documento; no terminó de leerlo porque alguien tocó a la puerta del estudio y prefirió salir a atender, pero dejó expuesta la última hoja.

Regresó un par de horas después, con unos Whiskies encima. Leyó con atención la última cuartilla porque no esperaba lo que estaba redactado.

“It does not matter any thing at all, the extraterrestrial visits must continue. We have corroborated that we are single in the Universe. It is not truth there are other civilizations in the deep space."

"(...) 15 years ago, energies’ spheres have been anchored to the expansion Universe frontier, in all directions. His rhythm has diminished, Universe tends to cool."

"We have to plan the extraterrestrial contact for the next decade. Next days we need to have a meeting at United Nations building, in New York."

−No puede ser, ¿qué locura es esta?, con ademanes de reclamo pensaba Aníbal… ¿Cómo que estamos solos en el Universo? No lo creo, ¿trillones de dólares para enterarnos de que no hay nadie?

Arrojó el documento al cesto de la basura. Sonó el teléfono…

−Aníbal, how are you?

−Dee, I was waiting for your call… did you read it?

−Of course, what do you think?

−Organize the meeting inmediately, it must be near from December 7th. Dee, listen to me, this is important: tell to everybody, at the message, is time the old nobility recover its power, but never again in darkness but everyone learns.

−Ok, Aníbal,… Greetings to Marcia and Camila.

−Carajo, hubiera sido más rápido y barato inventarlo todo, pensó.